Prueba. Renault Kangoo Z.E. Electrifica tu trabajo

[Fernando M]

Nos guste más o menos, el futuro es de los eléctricos. Renault no piensa en futuro, sino en presente, y ya dispone de vehículos eléctricos como el Kangoo Z.E. a precios ajustados. Con 60 CV y 170 kilómetros de autonomía, puede cubrir las demandas de gran parte de los conductores.



Es lunes y empezamos la jornada. Abrimos nuestro Kangoo y arrancamos. Tras la ausencia de ruido, vemos una luz en el cuadro que nos indica que sigue enchufado; falta de costumbre y culpa de que nuestro Kangoo Maxi Z.E. es igual a otro con motor térmico. Como es nuestro vehículo 'por unos días' no tenemos la base ofrecida por Renault –Wall-box– que permite recargarlo en 6 horas. Por ello tenemos un cable opcional, para uso ocasional, que necesita entre 8 y 10 horas.



En marcha el agrado es total, pues no hay embrague –mejor para la ciudad–, no hay ruidos, vibraciones... Se conduce como cualquier automático, aunque en este caso se asocia a un sencillo reductor con una velocidad hacia delante y otra hacia atrás.



El completo y fiable ordenador de a bordo muestra 130 kilómetros de autonomía –homologa 170–, más que de sobra a simple vista. Entramos en autovía, donde debemos recorrer 30 kilómetros. Y es que hoy tenemos el papel de un repartidor, potencial cliente del Kangoo Maxi Z.E., que tendrá más ventas que la berlina Fluence Z.E.

Las aceleraciones no impresionan, pues hace el 0 a 100 km/h en 21,2 segundos –homologa 22,4–, aunque un Kangoo 1.5 dCi de 75 CV lo hace en 17,5. 130 km/h los alcanza y mantiene sin problema, pero la autonomía baja estrepitosamente. Por ello circulamos a 100 km/h con luces, radio y calefacción, que obliga a ponerla al máximo, pues calienta mínimamente –se puede preclimatizar cuando está recargándose y como opción hay una calefacción adicional diésel–. Viendo esto, la quitamos porque, resta una autonomía vital. Tampoco usamos la luneta térmica u otros sistemas, lo que redunda en mayor seguridad de llegar al destino.



Tras esos 30 kilómetros la autonomía ha bajado 40 –en autovía recorremos como máximo 110 km con la batería cargada a tope–. El ordenador muestra 90 km y entramos en ciudad. Pulsamos el botón 'ECO' que limita la potencia –si pisamos a fondo se desactiva– y nos movemos con suavidad para evitar acelerones y frenazos, aunque esto último es sencillo pues con antelación y levantando el pie del acelerador el Kangoo Maxi Z.E. se detiene por sí sólo. Es más, incluso en deceleración se encienden las luces de freno.

En ciudad recorremos 60 km reales y hemos consumido 45. Y es que la ciudad es el hábitat ideal para un eléctrico. El ordenador muestra 45 km de autonomía, suficiente para volver a casa con garantías. Sin embargo surge un imprevisto. Toca volver a recoger un artículo olvidado y consumir 20 km de autonomía extra. Ahí empiezan los problemas porque si algo requiere este Kangoo es organización en nuestro día a día. Gracias a que ya hay centros comerciales como ParqueSur –Madrid– que cuentan con puntos de recarga, gratuitos, solventamos el contratiempo, pero tras una hora de espera recargamos apenas para recorrer 15 km. Aunque suficientes para llegar a casa.



El precio de una recarga oscila entre 2 y 3,80 euros dependiendo de la tarifa. A ello hay que sumar el alquiler de la batería, que como mínimo son 72 euros –para 36 meses y 10.000 km/año– y sopesar los 16.000 euros que cuesta con ayudas del Gobierno, sin impuestos, y sumar los 680 euros del aire acondicionado.

No es algo descabellado, pero la clientela que se ajusta al exigente perfil de este Kangoo está muy limitada, y hasta que recargar las baterías no sea tan rápido como repostar gasolina, los eléctricos juegan en desventaja.

http://motor16.com/pagina/Prueba/Renault/Kangoo/Z/E/53/24584/0/////33